JOAN BIEL |
Para evitar los desequilibrios entre las diferentes partes del cuerpo lo que debemos tener en cuenta es que los músculos principales que vamos a trabajar en cada sesión de entrenamiento tienen unos antagonistas que hay que trabajar con la misma intensidad para así conseguir evitar desequilibrios innecesarios que a la larga pueden pasarnos factura.
Antagonistas
En primer lugar vamos a detenernos en analizar algunos antagonistas. Por ejemplo, si trabajamos pectoral, debemos trabajar también la parte dorsal. Lo mismo sucede con el bíceps pues hay que entrenar el tríceps. En el caso de las piernas, si trabajamos los cuádriceps debemos tener en cuenta que con la misma intensidad hay que entrenar los isquiotibiales…
Problemas de los desequilibrios
Es fundamental entrenar con la misma intensidad ambas partes para así conseguir una fuerza equilibrada entre los distintos tipos de músculos, ya que de este modo, si un grupo muscular está más desarrollado y fuerte que el antagonista ejercerá más fuerza en el cuerpo obligando poco a poco a que articulaciones y huesos puedan desplazarse y cambiar de forma.
Un claro ejemplo es si entrenamos mucho el pectoral y poco la espalda, conseguiremos cargar la parte de los hombros, que terminarán por echarse hacia adelante poco a poco. Este ejemplo sirve para ilustrar los desequilibrios y problemas de tendinitis, lesiones musculares, lesiones óseas… que se pueden provocar si no mantenemos un perfecto equilibrio entre todas las partes del cuerpo.
Por ello, y para conseguir un mejor funcionamiento del cuerpo, debemos trabajar todos los grupos musculares y no centrarnos solo en unos pocos, aunque tengamos especial interés en que se desarrollen unos más que otros. A pesar de todo, es esencial mantener un buen equilibrio y una correcta tonificación y fuerza muscular en músculos principales como en sus antagonistas.