La cúrcuma es una planta originaria de alguna región entre el sudeste
asiático y la India, aunque actualmente se cultiva en varias partes del
mundo donde el clima sea cálido y húmedo. Se trata de una planta con
una historia milenaria. La cúrcuma ha sido utilizada, tanto en la cocina
como sazonador de alimentos, como en la medicina para remedio de males,
desde hace más de 4000 años.
El nombre científico de la cúrcuma es Curcuma longa y es una planta
perenne que pertenece a la familia del jengibre. Tiene tallos gruesos y
carnosos; puede crecer hasta convertirse en un arbusto de más de 1 m,
con hojas verde oscuro y flores de colores amarillo, blanco y violeta.
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CURCUMA |
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Hoy en día la cúrcuma sigue teniendo las mismas aplicaciones y
propiedades que desde hace miles de años, aunque se han descubierto
muchos beneficios más de esta formidable planta.
Dado que posee un color amarillo intenso, se emplea como un colorante
natural para los alimentos; y en muchos casos, es la raíz de esta
planta el secreto de la coloración y sabor de diversas salsas y guisos
muy característicos del Medio Oriente, como el curry.
¿Para qué sirve la cúrcuma?
Diversas partes de la planta son útiles para agregar tanto sabor como
color a muchas recetas culinarias, principalmente de las regiones donde
se cultiva la cúrcuma. Y en cuanto al área medicinal, la planta tiene
grandes propiedades como
- La curcuma posee propiedades para combatir desde infecciones hasta
el cáncer gracias a las propiedades antiinflamatorias con las que
cuenta.
- Otra de las propiedades de la cúrcuma se debe a un polifenólico
llamado curcumina que posee cualidades antibacterianas y antisépticas.
- El consumo regular de La cúrcuma tiene beneficios en personas con enfermedades gastrointestinales y con padecimientos de la piel
- La cúrcuma resulta beneficiosa en el tratamiento in vitro de células cancerígenas.
- La cúrcuma puede proteger el hígado y regular la actividad de la vesícula biliar
- Las propiedades antiinflamatorias de la cúrcuma pueden ayudar a
combatir la artritis, enfermedades reumatoideas y dolores musculares
- Las poblaciones que tradicionalmente consumen cúrcuma como parte de su dieta, son menos propensos a padecer Alzheimer
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JOAN BIEL. |
Al finalizar varias series
de un ejercicio (sobre todo cuando se manejan cargas ya significativas)
notarás como el músculo ha crecido de tamaño, está mas voluminoso,
aumenta la vascularización e incluso puedes percibir una limitación en
la movilidad. Muchas personas piensan que esto es una hipertrofia
muscular en toda regla y que el músculo comenzará a crecer sin parar
cada vez que entrenen la fuerza.
Pero esto es tan solo una
ilusión, hay que tener claro que esto es tan solo un efecto momentáneo,
un ajuste, una “huella fisiológica” que desaparece al poco tiempo de
dejar de aplicar la carga de entrenamiento. Esto tiene su explicación y
desde luego, no es un aumento de la masa muscular, de las unidades
contráctiles, este proceso jamás sucede de forma inmediata, pero no solo
esto, sino que además, en contra de lo que se suele pensar, un excesivo
trabajo de congestión muscular limitará el desarrollo muscular.
Con
las contracciones musculares repetidas la demanda metabólica del
músculo aumenta; necesita nutrientes, moléculas para la actividad
metabólica, expulsa productos de desecho, etc., y quien se encarga de
favorecer estos procesos es la sangre, en ella van todos los productos
que el músculo necesita, por tanto, cuando activamos un músculo la
sangre acude allí, es lo que se denomina la “redistribución del flujo
sanguíneo”. Por una parte acude mayor cantidad de sangre, pero además,
debido a la intensidad de las contracciones se produce una oclusión del
flujo, el resultado después de varias contracciones es que el músculo se
llena de sangre y se produce una congestión muscular local momentánea.
Es decir, el músculo aumenta de tamaño por un aporte extra de sangre que
se queda retenida, por esta razón aumenta su volumen y los capilares de
la zona.
Esta estrategia de aumento momentáneo del volumen y la
vascularización del músculo la utilizan muchos culturistas justo antes
de salir a competir. Realizan varias contracciones intensas (normalmente
con un tensor o con una toalla con el compañero) para conseguir bombear
sangre al músculo y salir al escenario con el músculo grande y
voluminoso. Normalmente suelen hacerlo en los músculos del brazo; bíceps
y tríceps.
Se puede comprobar como a los pocos minutos de
finalizar el entrenamiento, esa sangre sale del músculo y vuelve a su
volumen original. Muchos culturistas piensan equivocadamente que este
efecto momentáneo produce una hipertrofia duradera, así que vuelven a
realizar otro ejercicio más, unas series extras, sin embargo esto tan
solo conseguirá agotar al músculo y reducir su recuperación, ya que
estaremos limitando el riego sanguíneo al prolongar esta congestión
muscular local. Y por otra parte se pasa a un trabajo mas de resistencia
a la fuerza que de fuerza submáxima, el resultado final es un tipo de
entrenamiento poco efectivo.
Para resumir y aunque puede provocar
cierta confusión, lo cierto es que la congestión muscular no es la
responsable del desarrollo de la masa muscular, pero sin congestión no
es posible la hipertrofia. Os explicaré esta frase para que así
finalmente, tengamos una visión clara de este principio veterano en el
mundo del culturismo.
Para conseguir un entrenamiento suficiente
que estimule al desarrollo muscular, es necesaria una contracción
muscular intensa ya que a mayor intensidad, mayor daño estructural y
consecuentemente, mayor regeneración del tejido muscular y ya apuntaba
anteriormente que una de las causas que produce la citada congestión
muscular son las contracciones musculares intensas, que llegan a
producir una oclusión del flujo sanguíneo, por tanto el que exista una
congestión muscular será indicativo de que se alcanza una contracción lo
suficientemente intensa como para producir el estimulo de hipertrofia
deseado. Así que cuando realices tus series y notes como se produce una
congestión muscular, piensa en que habrás utilizado una intensidad
adecuada, el entrenamiento ha sido efectivo, al final la congestión
muscular es solo un efecto pero no una finalidad. Es más, una vez que se
consigue la congestión, es muy efectivo relajar al músculo,
movilizarlo, “sacudirlo”, con la intención de eliminar esa congestión
cuanto antes, si favorecemos la circulación, conseguiremos que el
músculo se limpie de metabolitos de desechos, elimine acidez, y consiga
nuevos aportes de energía con la sangre nueva, pero si no favorecemos
este flujo continuo y se mantiene la congestión para la siguiente serie,
tan solo estaremos limitando la capacidad de trabajo del músculo y con
ello el rendimiento.
Si llegados a este punto, donde el músculo
ha recibido su estímulo de intensidad y se encuentra congestionado, te
decides por añadir un ejercicio más, unas series extras, para continuar
con esa congestión muscular y llenar tu ego viendo como tu músculo se
llena hasta notar que casi explota de sangre, entonces tu ego será muy
elevado pero tu entrenamiento habrá dejado de ser efectivo. Con estas
series extras, si, conseguirás quizás mas congestión pero desde luego no
mayor hipertrofia, conseguirás vaciar al músculo de glucógeno,
fatigarlo hasta la extenuación, llenarlo de ácido láctico, conseguir
mayor inflamación y todo esto, tan solo repercutirá en una recuperación
más prolongada, un sobreentrenamiento, un daño en los componentes
estructurales y tu lesión no tardará en aparecer. Son lo típicos que se
tiran horas y horas en el gimnasio “bombeando” al músculo y al final, no
consiguen una hipertrofia muscular y si un sobreentrenamiento con
alguna lesión.