lunes, 23 de enero de 2012

EL PESCADO Y LA B-12

Las concentraciones de los biomarcadores relacionados con el estatus de vitamina B12 se asociaron con un deterioro en la función cognitiva global, según la reciente investigación del Departamento de Nutrición Clínica del Rush University Medical Center de Chicago. El metilmalonato, un marcador específico de la deficiencia de vitamina B12, puede afectar a la cognición mediante la reducción del volumen cerebral total, mientras que el efecto de la homocisteína (no específico para la deficiencia de vitamina B12, ya que también puede deberse a carencia de folatos) influye en el rendimiento cognitivo.
 
El déficit de biomarcadores relacionados con el estatus de cianocobalamina afecta al volumen cerebral y al rendimiento cognitivo
El ser humano sintetiza la vitamina B12 en el colon (última porción del intestino grueso), pero por esta vía endógena el organismo no es capaz de obtener toda la vitamina que precisa a diario. Por este motivo, la dosis diaria del nutriente debe procurársela con alimentos de origen animal, como el hígado, los pescados y mariscos, los huevos, las carnes y, en menor cantidad, la leche y derivados. Con todos ellos, distribuidos en la dieta de manera equilibrada, se cubren las necesidades diarias. Por lo general, además, la manipulación culinaria no comporta pérdidas de porcentaje, salvo cuando se hierve la carne o el pescado durante largo tiempo.

La cocción disminuye hasta un 30% la riqueza vitamínica y este fenómeno es un inconveniente, ya que las personas mayores optan por este tipo de preparado más fácil de masticar. De hecho, el más reciente informe presentado el pasado 30 de noviembre en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA) confirma que la ingesta de pescado al horno o a la parrilla protege contra el deterioro cognitivo. Los expertos han encontrado mayor nivel de materia gris, crucial para la salud y la actividad cerebral, en personas que comían pescado al horno o a la parrilla (más que frito), sobre una base semanal de alimentación equilibrada, incluso tras tener en cuenta otros factores como la actividad física, la edad, el sexo y la educación.

Otra dificultad de una dieta equilibrada en las personas mayores es que su falta de apetito condiciona las ingestas necesarias de nutrientes. Hay que tener presente que las verduras, las frutas, las hortalizas, las legumbres y los cereales, base de una alimentación sana, no contienen B12. Se debe alcanzar la cantidad diaria necesaria de vitamina, en torno a los 2 microgramos al día, si bien no es fácil, ya que los alimentos que la contienen se rechazan con frecuencia según se tiene más edad. Sin embargo, hay que marcar la importancia de lograrlo. Para cumplir con el propósito es clave habituar a la persona a ingerir un lácteo diario, además de tres huevos y cuatro raciones de pescado a la semana, alternado con carnes, y, de vez en cuando, unas gambas como ejemplo de marisco nutritivo.

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