JOAN BIEL. |
Realiza pequeños masajes en tus piernas antes de empezar. Necesitamos tener la musculatura a una temperatura adecuada en el momento que empecemos la carrera. Realizaremos una serie de roces superficiales y rápidos aumentando la temperatura y haciendo llegar más sangre a nuestras piernas.
Realiza un calentamiento más largo. Necesitamos aumentar la frecuencia cardíaca, que nuestro torrente sanguíneo cierre el grifo a vísceras y empiece a bombear sangre a nuestras piernas. Para realizar esto, empezaremos caminando con una marcha ligera durante dos o tres minutos, seguiremos con un trote lento durante diez minutos y acabaremos con un trote más rápido. Durante todo el calentamiento, debemos respirar de forma profunda.
Utiliza estiramientos dinámicos. Una vez que los músculos están calientes y duelan menos, podemos realizar este tipo de estiramientos para acabar de preparar la musculatura de cara al entrenamiento. Incluso después de éstos, podemos realizar una o dos series de 20 sentadillas sin peso.
Busca superficies más blandas y que ayuden a absorber el impacto muscular. Nuestras piernas agradecerán que realicemos el calentamiento sobre tierra, hierba, cinta de correr o elíptica.
Aumenta tu cadencia. Realiza tu carrera con más pasos por minuto(BPM). Si corres a 140BPM o 160BPM, prueba de ir a 180BPM o 190BPM. Notarás como tu musculatura no sufre tanto y el dolor desaparece.
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