
La mala fama se debe a que en general nuestra dieta contiene demasiada sal. Aproximadamente el 40% de la sal es sodio, pero de hecho el queso, el pan, los embutidos, los platos precocinados, en muchos aperitivos... estamos tomando sal en exceso sin darnos cuenta.
- La sal favorece la retención de líquidos para mantener el equilibrio, diluyendo el exceso de sodio. Si tienes este problema intenta reducir al máximo el consumo. Modera el uso del salero.
- Una opción más saludable es optar por sal de hierbas, hecha a base de plantas aromáticas. Consigues el toque de sabor de la sal convencional pero aportando antioxidantes y sustancias naturales beneficiosas.
- La sal no contiene calorías a diferencia del azúcar, pero como su consumo produce retención de líquidos puede ser responsable de un aumento de peso.
- La sal marina sin refinar aporta algunos minerales, pero su cantidad es muy reducida como para suponer una ventaja nutricional.
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