1. ¿Bebo lo mismo tenga la edad que tenga?
Con el paso de los años los riñones pierden capacidad filtración y disminuye la sensación de sed. Este efecto es más notable en la tercera edad, por eso los ancianos deben beber con regularidad durante todo el día aunque no sientan tanta necesidad como los jóvenes.
2. ¿Te puedes pasar de beber agua?
Existe la posibilidad pero es muy difícil. Si tu organismo está sano eliminará la que te sobra. Pero hay que tener cuidado con la hiponatremia: consiste en una peligrosa bajada de sodio por un exceso de hidratación combinado con una pérdida de este mineral generalmente asocidad a la sudoración, que puede llegar a ser mortal. Lo solucionas tomando bebidas isotónicas con minerales cuando hagas ejercicio en vez de agua sola.
3. ¿Puede engoradar el agua o ayudarme a adelgazar?
El agua tiene un contenido calórico nulo. Una persona obesa no tiene más proporción de agua que una delgada, así que no te hará engordar. Tampoco te ayuda a adelgazar salvo que bebas agua cuando sientas hambre para saciar tu sensación de apetito.
4. ¿Son seguras las botellas de plástico?
Por suerte casi nadie usa ya PVC, que libera unas sustancias, filatos que se comportan de forma similar a las hormonos femeninas, pero lo cierto es que ningún plástico ha demostrado ser 100% seguro, por eso es mejor que no reutilices las botellas de plástico y tengas una de vidrio en tu escritorio.
5. ¿Cómo tiene que ser el agua para el consumo diario?
Conviene que contenga sílice, mineral escaso en la dieta y típico de las aguas de montaña cuando discurre sobre suelos graníticos. No debe contener más de dos mg de flúor, por encima pueden crearse cuadros de toxicidad, y como máximo 0,7 mg en el caso de los niños. Tampoco debe contener más de 20 mg de sodio, porque favorece la retencia del agua y aumentala tensión arterial. En general el agua del grifo de la mayoría de las ciudades de nuestro país es perfecta para el consumo.
6. ¿No es mejor que las aguas tengan muchos minerales ya que se recomiendan tomarlos en la dieta?
No en exceso por la sencilla razón de que así disminuye la acción depuradora del agua, que es tal porque tiene menor concentración de minerales que la que tiene tus células, por eso las aguas fuertemente mineralizadas a parte de un sabor diferente no aportan nada a tu salud. Además los minerales del agua apenas son asimilados en tu organismo, a diferencia de lo que ocurre cuando vienen incluidos en los alimentos.
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