La velocidad a la que realizamos un ejercicio de musculación también tiene su importancia a la hora de ganar músculo.
Una misma rutina de entrenamiento pero con una velocidad de los
ejercicios más baja va a conllevar más trabajo y por tanto más
hipertrofia o ganancia muscular. Si de ganar músculo se trata de nada
sirve coger mucho peso y hacer repeticiones rápidas.
Imaginemos hacer una serie de 10 repeticiones en curl de biceps. No
es lo mismo si tardamos 15 segundos que si tardamos 30, el tiempo de
trabajo se duplica, por tanto nuestros músculos soportarán más carga en el mismo número de repeticiones
y con el mismo peso. Con movimientos lentos en el músculo se producen
mayores tensiones y por tanto logramos estimular un mayor número de
fibras musculares en cada contracción.
Otra de las ventajas de realizar movimientos lentos en musculación es
que anulamos los componentes elásticos y el impulso de movimiento
inicial, que en cierto modo nos hace levantar más peso pero por inercia.
Si hacemos un movimiento lento, a la hora de pasar del movimiento
negativo al positivo partiremos de cero en lugar de contar con la
inercia, por tanto estamos sometiendo al músculo a mayor tensión en todo
el movimiento, evitando los puntos muertos de trabajo.
Hay diversos modos de trabajar con movimientos lentos:
3-1-4 por ejemplo, es decir, tres segundos para el movimiento positivo,
uno para pasar al negativo que sería contracción isométrica y 4 para el
movimiento negativo. También se puede optar por evitar la fase
isométrica y no parar el movimiento para evitar el descanso, entonces
sería: 3-0-4.
Aunque tampoco se trata de hacer toda la rutina de todos los días
con movimientos muy lentos, este tipo de trabajo supone un estímulo
diferente y muy apropiado para demandar un mayor trabajo de unidades
motrices, lo que supone mejorar la respuesta anabólica. También es una
forma de conseguir hipertrofiar con cargas relativamente bajas
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